martes, 21 de diciembre de 2010

Mi lugar preferido

Es verdad que en nuestra capital se respira asfalto y un aire bastante diferente al que se puede respirar en San Martin de los Andes por ejemplo, sin embargo muy cerca de mi barrio hay un lugar que me transporta a un pueblo tranquilo, muy ameno y con un pequeño lago. Debo reconocer que durante la noche es todavía mucho mas placentero y obviamente la temperatura perfecta la encontramos entrada la primavera y durante el verano.

Los lagos de Palermo y sus bosques me recibieron muchas noches y ninguna, de momento, de sexo. Cuando volví de España viví un año en Bueno Aires acompañado, claro, del Poderoso, que era mi reciente adquisición y Julieta que la había convencido para que vuelva a su país y viviese esta aventura conmigo. Casi sin conocernos, le propuse que dejase Barcelona y se viniera a vivir conmigo a Capital durante un año. Ella sin pensarlo y con la misma locura que yo, me dijo que sí.

Las primeras semanas de convivencia fueron un poco raras, dos personas que se conocían hace unos meses estaban poniéndole pecho a Argentina y arrancando una vida juntos. Yo tenía 22 años y mas que nunca me regía por el impulso y mis sensaciones. Muchas veces me encontraba hablando con una extraña en mi casa o para peor me encontraba discutiendo con alguien que prefería estar en otro lugar. Me acuerdo la noche en que salí a tomar aire por primera vez. Nunca había sentido la necesidad de huir, de escapar a algún lugar para que mi cabeza se relajara y pensara un poco.
Me fui del departamento y me subí al auto, estuve dando vueltas sin saber a donde ir, ni la música estaba de fondo. Pensé en llamar a alguno de mis amigos, pero era tarde y no tenía ganas de hablar, tenía ganas de pensar.
Seguí viajando por las calles hasta que me encontré bastante lejos de casa y con un monumento enorme enfrente de mí. Reconocí aquella esquina y doblé en Avenida Alcorta hasta que desemboqué en los bosques de Palermo. Era una noche bastante fresca pero apenas vislumbré la luz de los faroles reflejando en el enorme lago busqué la manera de acercarme lo mas posible.

Esa fue la vez que descubrí la paz y el aroma a pasto mojado a pocas cuadras de casa. Con esos faroles grandes y pintorescos y la niebla reposada sobre el lago me empecé a relajar y a respirar tranquilamente. Estuve una hora en silencio pensando y pensando de que manera iba a hacer feliz a una loca de la provincia que había dejado todo para seguir a un loco de mierda. Más relajado y sin encontrar una sola respuestas a todas las preguntas que me daban vueltas encendí por fin el equipo de música. En esa tranquilidad, en esa paz, entendí que tenia que tener paciencia y más de la debida ya que no era nada fácil la situación por la que estaba atravesando mi novia Julieta. Ella hacía dos años que no pisaba Argentina y apenas nos conocíamos.

Para mi ese lugar fue un hallazgo y lo quise compartir con alguien que hoy día compartimos el mismo amor por las mismas cosas. Durante los últimos seis meses que viví en Buenos Aires en el año 2005 habremos ido con Tini una vez por semana a los lagos. Eran charlas interminables y cds que se cambiaban casi en automático.

Ya habíamos encontrado el camino perfecto, también el tronco de madera flojo para poder todavía estacionar el auto justo donde comenzaba el lago. Era algo impagable, abríamos el techo, reclinábamos los asientos y armábamos la cama, música de fondo y casi siempre una botella de vino sin copas. Puede sonar muy gay pero hoy día sigue siendo lugar donde lloramos, reímos y nos abrazamos como tontos. Además de Tini tuve la suerte de compartir noches de lagos con varios de mis amigos.

Una vez creo que nos pasamos un poco. Era Marzo y mi novia estaba en otra provincia no recuerdo bien, pero el asunto era que llegaba en avión a las 9 am y yo tenía que irla a buscar. Cuando una novia te pide algo no es como cuando te la pide un hombre. Ellas siempre piden más cosas.

Nosotros decimos _ ¨no me traes unas facturas ya que bajas?¨

Ellas en cambio, _¨me venís a buscar a las 9? Ah, y traeme un bolso con los zapatitos marrones, esos con el taco en punta, y la remerita blanca que me regaló mi mama y un abrigo cualquiera por si hace frio. Porfa, es que me tengo que ir directo a una reunión¨.

Eran las 3 de la madrugada y Natritus con su regee brasilero ponían color a la noche en los lagos. Tini me contaba no se qué planes para el fin de semana y yo buscaba el abridor de vino en la guantera. Esa noche habían dos botellas de vino lo cual creímos que nunca íbamos a terminar. Ya pasada las 4 no había más vino, estábamos echados dentro del Poderoso mirando las estrellas por el techo y la música anestesiaba cada músculo nuestro.

Cuando nos despertamos era de día y eran las 8 am y estábamos exactamente a 300 metros del aeropuerto Jorge Newbery donde llegaba Juli. Además de los labios violetas teníamos con Tini un olor que matábamos. Tini muy relajado me decía que estábamos temprano y que durmamos un poco mas, típico del gordo. Le recordé que tenía que ir a mi casa a buscar la ropa que Juli necesitaba para su reunión.

El gordo se rio y me dijo _¨ te va a echar a la mierda boludo!! Que colgado que sos!¨

_¨Vamos que llegamos!!¨ _ le dije convencido.

_¨a mi dejame en casa porque si aparecemos los dos así, a vos te manda a la mierda y a mi me caga a trompadas¨_ me decía el gordo saboreando su cama.

Asi que emprendimos camino, estábamos entre dormidos y tontos por el vino y nos costo un huevo salir de Palermo. Por fin dejé a Tini en su casa y me fui a buscar la ropa de mi novia.

Llegué a Aeroparque a las 9:30 y mientras bajaba del coche en el estacionamiento aprovechaba también para tirar las botellas de vino vacías y dejar el Poderoso presentable.
Cuando mire la pantalla del televisor sentí que no podía haber llegado en mejor horario. A los cinco minutos Juli aparecía por entre la gente con cara de cansancio pero sonriente al verme paradito ahí. La llevé a la reunión y no hizo falta que le explicara el porqué de mis labios violetas. Justo cuando bajaba del auto, justo cuando la osadía estaba hecha, justo cuando me retiraba victorioso tuvo que abrir el bolso.

_¨y esto que es?¨_ me preguntaba con cara de culo mientras sacaba del bolso un buzo mio.

_¨me estás cargando?¨_ insistía sobre el asunto y yo no sabía que decirle.


El tema es que no solo no le lleve la ropa que quería sino que le llevé un pantalón largo de entrenamiento mío y un buzo impresentable hasta para mi. Por suerte le lleve los zapatos que me había pedido.

Luego de pedirle perdón por enésima vez, el tema siguió caliente durante todo el día y pensé que probablemente esa noche volvería sólo a mi lugar preferido…








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2 comentarios:

  1. ajajajjjaa!! aguante los locos de mierda! los espacios con amigos.....y el amor que tanta vida nos da!

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