lunes, 8 de octubre de 2012

De Putas y de Peluqueros:

La idea de hoy es hacer un paralelismo entre dos profesiones, sus respectivos ámbitos de trabajo y la necesidad que nace en nosotros por acudir a ellos. No es que haya elegido al azahar estas profesiones sino que casualmente cumplen con una misma base empírica. ¨Por mas que sean especialistas en su campo, prefiero utilizar mis propios medios para cubrir y saciar esa necesidad¨

Vamos ya de una vez por todas a describir y descubrir estos interesantes trabajos. Por un lado esta la profesión de peluquero, la cual respeto. Y por otro lado esta la profesión de prostituta, la cual nunca me deja de sorprender. Es difícil imaginarse que relación puedo hacer entre ambas ramas pero es sin duda asombroso. Vamos a comenzar desde un extremo.

Pensemos en una prostituta de ruta, con su silla, esperando que algún camionero ansioso clave sus frenos para una parada relajante, o bien esperando algún marido desesperado que maneja sin rumbo. Ahora pensemos en un peluquero a domicilio que promociona sus cortes con carteles de barrio, volantes por debajo de las puertas de casa, y hasta alguna pagina de Facebook, o clasificado como también sucede con nuestras amigas ruteras. Ambos esperan y esperan, cada hora que pasa es interminable,cobran poco a sus clientes y sus cabezas no dejan de hacer cálculos, sus horarios van en relación a sus clientes y trabajan casi siempre en lugares diferentes, casas prestadas, baños sin apliques, banquinas desiertas, asientos traseros. Luego existen los detalles; mates que giran, charlas amenas, olor a humildad y una tensión que dura apenas unos minutos hasta que se aclimatan al cliente y a veces al lugar. En ambos casos la decisión de utilizar estos servicios no requieren mucho tiempo. Conductores sin mucha prisa y faltos de cariño, trabajadores fatigados que encuentran una reparadora pausa, trasnochadores insatisfechos que sin pensar frenan ante unas lindas y largas piernas. Lo mismo sucede con los clientes de nuestro trabajador peluquero. Un vecino que ante la cita de esta noche decide darse el lujo de recortarse el gato, la madre impulsiva que ante la constante aparición de piojos manda a su hijo al peluquero luego de una desinfección casera con vinagre, o el joven que ante su primera entrevista laboral, acude el volante ingenioso del peluquero y así muchos casos particulares e irrepetibles que motivan a nuestro principiante coiffeur.

Ahora pasamos a un nivel donde no solo entra la profesión sino que también tenemos un lugar físico estable. Nos situamos en un departamento de 3 o 4 ambientes pero siempre de pequeñas dimensiones. Una cocina con una pava vieja y migas de galletitas de agua por la mesada, un living con poca luz, cortinas de colores impensados, sillones sin estilo pero con vida propia, un pasillo con puertas de madera delgadas y picaportes sin brillo.

Ahora nos situamos en una típica peluquería de barrio. Antes de entrar, una cortina de macramé en una puerta de vidrio con marco de madera, hacen casi imposible saber a que rubro pertenece dicho local. Al entrar, un ruidoso llamador colgado en la puerta avisa al alegre peluquero (casi siempre pelado), de su próximo cliente. Artefactos de peluquería antiguos, montañitas de pelos, espejos con milles de historias, peines con millones de ideas, y varios diplomas y fotos con alguna famosa decoran el resto del salón Ambos lugares mantienen el paso del tiempo intacto.

Es como si la tecnología, los avances y el buen gusto, nunca hayan si quiera pasado cerca. Tanto el living donde uno espera su ¨turno¨, como en la pequeña sala donde los melenudos esperan contentos, encontramos la primer coincidencia. Revistas y diarios. En el acogedor departamento suelen encontrarse, desde revistas baratas y de chimentos hasta diarios viejos pasando por folletos de precios de los supermercados. Por otra parte en nuestro salón de corte gozamos de un surtido de revistas basura o ¨que solo miramos las fotos¨ con nombres malísimos y odiosos; Clik, Caras, Pronto, Hola, Paparazzi, La farándula y yo, Quien es mas trola, Gente, etc. Para cubrir ambas necesidades, los usuarios utilizan un tiempo mas que suficiente para tomar la decisión. Saben que en ambos casos tendrán que contar con un tiempo mínimo de espera mas el tiempo que se demore el trabajito. 

Luego está la afinidad y empatía que se genera entre el cliente y la ¨empresa¨. Hay un momento de quiebre que es cuando se rompe el hielo y la confianza entra como por la ventana y se queda cómoda al lado nuestro. En el caso de nuestro amigo que va a buscar una hora de sexo, este momento se da exactamente después de desnudarse y cuando la señorita sin ningún aviso y con mucha naturalidad, comienza a toquetear las partes bajas. Es ahí cuando el león salvaje se despierta de sed y sin darse cuenta se transforma en parte del decorado. En cambio en la peluquería es algo casi mágico. Se produce una ruptura sin precedentes. Si hay algo que me vuelve loco, pero loco, es que me laven el pelo en esos sillones especiales. Estoy segurísimo que todos están familiarizados con este increíble aparato. Un sillón de cuero a 45 grados, donde en vez de un apoya cabeza, tenes una mini bañadera con ducha portátil y todo. Me mueroooo! En un momento estas esperando con cara de poker y sin hablar con nadie y al instante siguiente la mujer del peluquero te esta acariciando la cabeza con miles de productos y con el agua a la temperatura exacta, ni muy muy, ni tan tan. Maravilloso... Después te envuelve la cabeza en una toalla y como masajeandote, te pide que te acomodes enfrente al espejo. En ese preciso instante se produce el momento de quiebre. Todo envuelto en telas y toallas, retomás con confianza la charla,que habías dejado la ultima vez que fuiste a tu peluquería de barrio habitual. 

Luego pasamos a un nivel donde el Marketing tiene un protagonismo casi vital. Ahora en lugar de un departamento viejo y gastado, las dadoras de placer se encuentran todas en un local perfectamente habilitado y decorado llamado ¨Cabaret, firulo, puterio, kilombo,¨etc. Por otro lado nuestra peluquería está mas cerca de parecer un pub nocturno que un lugar donde te cortan el pelo. En ambos sitios los detalles están cuidados al máximo. Tanto el peluquero como la chica de alterne adquieren el papel principal en el reparto. Es así que hasta sus rótulos cambian de nombre. En estas nuevas peluquerías, todos los ¨coiffeurs¨ tienen el mismo uniforme, y tienen su nombre de pila en un cartelito en el pecho o, hasta en algunos casos, bordados cuidadosamente. También contamos con varios especialistas y profesionales. Desde la entrada, con una simpática recepcionista, hasta en la acogedora sala de espera donde contamos con un surtido actualizado de revistas de moda para poder decidir a que actriz o actor famoso queremos parecernos. Luego, estos lugares, que raramente tengan el nombre de ¨Peluquería Perez¨, cuentan con un sinfín de servicios adicionales. Masajes capilares, baños de crema, fortalecimiento de raíces, lavado y peinado, extensiones, corte y color, y hasta tratamientos de pedicura y manicura. Y obviamente que estos locales al publico comparten muchas coincidencias. En ambos lugares la iluminación y el estilo del local hacen de la espera un momento mas que agradable. Música moderna y con un buen nivel de volumen, posibilidad de tomar algo, y olores inusuales. 

Previo paso por el sector de lavado de cabellos, nos acomodan en un sillón de cuero negro impecable y en frente de un box súper pro. Durante un segundo te viene la duda si estas o no en el sillón del dentista. Mucha luz sobre y delante de tu cabeza, instrumentos de todo tipo, con mucha variedad de tijeras, peines de mil formas, aspira pelos y muchos recipientes con productos locos y varios sprays que se utilizan sobre todo al final. Algo similar sucede cuando nos encariñamos con alguna de las hermosas ¨chicas¨. Casi sin darnos cuenta, nos dirigimos a un estilo de reservado, para tomar una ultima copa y/o baile privado para finalizar los dos entrelazados en una cama de hotel alojamiento.

Para terminar pasamos al ultimo eslabón de esta hermosa cadena y nos encontramos nada menos qué con la profesión al desnudo. Aquí nuevamente la ¨empresa¨ es unipersonal pero las condiciones son exactamente opuestas a nuestro primer caso (prostituta de ruta y peluquero a domicilio). El coiffeur privado y la puta de lujo trabajan a domicilio pero eligen sus clientes y cobran una fortuna por dichos servicios. Son personas bien capacitadas, discretas y hasta recorren distancias bien largas para satisfacer a sus clientes. La decisión de utilizar estos servicios son tomadas con mucha antelación y calma. 

Como escribí antes, no soy un amante de ir a la peluquería o a los cabarets. Tengo un amigo peluquero y jamas me toco el pelo. Es un profesional increíble, y siempre le mandé gente a su peluquería de la calle Balmes en Barcelona, pero desde los 15 años que me corto el pelo solo o con ayuda de mis hermanos. Creo que es una costumbre o un estilo de vida, como la gente que va de locas, muy difícilmente dejen estas costumbres a lo largo de su vida. La ultima vez que fui a cortarme el pelo fue porque perdí una apuesta con una chica. Y todavía no he tenido sexo con una profesional o al menos nunca he pagado por sexo, pero quien sabe con la edad y los años estas costumbres cambien y me encuentre a las 50 años acomodandome el peluquín recién cortado en un firulo de Palermo con dos gatos a mi lado.




                 << ANTERIOR       SIGUIENTE >>                             

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Te quedaste pensando en algo? Contame..